Cuando llegamos a aquel valle, el hielo lo cubria todo con sus tonos caracteristicos incoloros blanquecinos sobre una estampa lamentable. El termometro del coche marcaba -6ºC a las 22:00 horas, y de pronto un conejillo cruzo delante nuestra a modo de sobresalto. En unos minutos, nos tomamos un caldo caliente para exaltar el cuerpo y unos instantes despues nos sumergimos dentro de los calidos sacos de dormir.
"....Sobrecogedor engendro de estas titanescas montañas. Temido y duro se hace respetar como ninguno. Nunca baja la guardia y raro que ofrezca una agradable bienvenida. Engulle y tritura todo a su paso alimentandose de horror. Una vez en su seno descubres su abobinable garra y corpulencia, el olor a rabia no cesa. Te envuelve de principio a fin, intentas guardar la calma pero en cada obstaculo se revela una fuerza maligna...."
"....Sumiso a sus deseos te sientes como un barco a la deriva que busca desesperadamente tierra. Vives cada instante sus rincones mas secretos y ocultos, en muchas de sus cascadas acabas detras, sintiendo un placer divino atravesando sus murallas de aguas infernales, barreras liquidas a cada instante. Imponiendo la supremacia del contorno en el que habita....SU DOMINIO ES TOTAL.
Olvidado, solitario, perdido en las montañas, se abre paso este engendro ante una puerta mas al infierno.
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